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Reconozco que soy de los que tiende a minusvalorar la capacidad de los españoles para hacerse trampas al solitario, para jugar con cartas marcadas por un babuino borracho, o, simple y llanamente, para conseguir que un supuesto debate argumentado comience sobre bases no manipuladas de antemano. Y no, no estoy hablando de la pantomima de debate sobre la que andan a la greña PP y PSOE, sino de que no sé de qué nos extrañamos, si incluso entre quienes teóricamente nos situamos en el extrarradio de la política afectiva (aquella que nos hace reagruparnos, esto es, votar, en función de los afectos, o la falta de ellos) que se desata furibundamente en cuanto se convocan elecciones europeas, nos hacemos trampas, voluntaria o involuntariamente. Yo es que veo las encuestas de voto y lloro muy, muy fuerte, ya se lo digo a ustedes, porque no hay ni uno solo de los partidos que tienen opciones de conseguir eurodiputado que se salve. La única concesión al voto afectivo que me permito es votar en blanco, por el puro romanticismo de votar.

Pero voy al grano. Que por febrero era, por febrero, cuando un grupo de economistas y politólogos franceses, entre los que se encontraban Pierre Rosanvallon (de quien ya les hablé hace tiempo en este artículo y en este otro)y el últimamente omnipresente Thomas Piketty, publicaron en Le Monde una propuesta de reforma económica y política de la zona Euro basada en las reflexiones del Glienicker Gruppe alemán. Las propuestas no pueden ser más sencillas y razonables: uniformizar el impuesto de sociedades en la zona euro para luchar contra la optimización fiscal, esto es, que las multinacionales aprovechen las diferencias fiscales nacionales para no pagar ningún impuesto en ningún país, al tiempo que permitiría la obtención de un presupuesto propio de la UE, no dependiente de las contribuciones nacionales, en torno al 0,5 o 1 por ciento del Producto Interior Bruto de la Eurozona; derivado del anterior, para debatir y adoptar democráticamente y soberanamente las decisiones fiscales, financieras y políticas comunes, es necesario crear una cámara parlamentaria de la Eurozona, sobre el principio de un hombre, un voto, y permitir así la toma de decisiones por mayoría, y no por la paralizante unanimidad que ha regido la UE hasta el día de hoy.

Dejemos de lado que estas sencillas propuestas no figuran en ningún programa electoral de ningún partido español. Ya me conformaba con que este manifiesto provocara un debate para las europeas. Lamentablemente, este manifiesto no comenzó a circular por el Twitter español hasta principios de mayo, cuando la revista Sin permiso publicó en su web una respetuosa traducción. Pero los debates públicos difícilmente alzan el vuelo desde revistas, con todos mis respetos, minoritarias, así que cuando ayer vi que el Blog Alternativas Económicas, dentro de eldiario.es publicaba su propia traducción, no pude sino alegrarme.

Pero ya saben cuán poco duras las alegrías en casa del pobre intelectual. Para empezar, AlterEco no traduce el manifiesto completo, sino el resumen que publicó Le Monde, recortado en más de un tercio de su contenido. Bueno, que un periódico en papel sea avaro con la extensión de lo que publica puede tener algún sentido, pero, ¿por qué publicar en un medio digital el resumen, y no el texto completo? Tampoco se crean que es una novela-río, estamos hablando de 2030 palabras en la traducción completa de la revista Sin permiso, frente a las 1362 del resumen de Le Monde, que en AlterEco se quedan en… 1312! Porque, y no sé de qué me extraño, han resumido el resumen, ese pequeño truco de los malos estudiantes. Ah, por si creen que el texto original del manifiesto era difícil de encontrar: el link está al pie del resumen en Le Monde, y traducido al castellano en Sin permiso. Primera muestra de la altura intelectual y el respeto por los datos y las fuentes en el debate público español.

Por si no era suficiente con esto, la traducción es muy mala, y los errores y las omisiones a veces parecen malintencionados. Un ejemplo. Primer párrafo del manifiesto original, que se corresponde palabra por palabra con el primero del resumen de Le Monde. No les fatigo con el francés y utilizo la traducción de Sin permiso, que, salvo algún error de concordancia, es la buena:

“La Unión Europea está experimentando una crisis existencial, como las elecciones europeas pronto nos recordaran brutalmente. Esto afecta principalmente a los países de la Eurozona, que están sumidos en un clima de desconfianza y una crisis de la deuda que está muy lejos de haber terminado: el desempleo persiste y la deflación amenaza. Nada podría estar más lejos de la verdad que imaginar que lo peor ha quedado atrás.”

Traducción de AlterEco:

“La Unión Europea está atravesando una crisis existencial, como pronto nos recordarán, brutalmente, las elecciones europeas. Ello afecta sobre todo a los países de la zona euro, envueltos en un clima de desconfianza y en una crisis que está muy lejos de haber finalizado. Mientras persista el paro y aceche la deflación, sería erróneo imaginar que lo peor ha pasado.”

Un argumento matizado (desconfianza y crisis de la deuda, cuyas consecuencias persisten: paro y amenaza de deflación) se convierte en que la crisis (así, a lo bruto) persistirá mientras persista el paro y aceche la deflación. Los dos parecen patos, pero uno no hace quac. En la primera formulación, podemos entrar a discutir si la crisis económica es sólo una cuestión de desconfianza y deuda, y si sus consecuencias son sólo paro y deflación. En la segunda, se deduce que la crisis (así, en general) se solucionará cuando arreglemos el paro y la deflación. ¿Para qué proponer, pues, soluciones a la gobernanza europea de carácter fiscal y político, si con medidas que arreglen el paro y la deflación como sea saldríamos de la crisis? No presupongo mala intención en la traducción, pero si la traducción del manifiesto de AlterEco tiene que servir como punto de partida para algun tipo de debate, creo que ha entrado en acción el babuino borracho.

En el segundo párrafo se omite la referencia a que el grupo alemán que primero formuló las propuestas están próximos a los dos grandes partidos alemanes (CDU y SPD), y a que las economías francesa y alemana no pesan gran cosa en el conjunto mundial. Con lo que se omite que, en realidad, el manifiesto es un intento de impulsar la democratización económica y política de la UE desde su núcleo duro, y la formulación de AlterEco parece más inclusiva, pero al mismo tiempo oculta que incluso dentro de los grandes partidos europeos hay gente que cree firmemente que hay que reformar Europa en un sentido más social y democrático, o se nos va a morir sin tardar mucho. Esto es, que a diferencia de los partidos mayoritarios en España, tienen la funesta manía de pensar, aunque sea en su propio interés.

Tercer párrafo. La traducción de AlterEco omite lo siguiente:

“La cuestión central es simple: la democracia y los poderes públicos deben recuperar el control de manera efectiva y regular el capitalismo financiero globalizado del siglo XXI y llevar adelante las políticas de progreso social de las que cruelmente carece la Europa actual.”

Y yo me pregunto: ¿¿por qué se omite?? ¿¿Por qué?? Disculpen el énfasis. ¿Tienes a liberales alemanes próximos a la CDU admitiendo que hace falta más estado europeo para regular la economía (algo, por cierto, que no es extraño a sus orígenes, Foucault dixit en Nacimiento de la biopolítica) y lo ocultas? Es más: ¿Admitiendo que son necesarias políticas de progreso social? ¿Omites la tesis principal del manifiesto cuando se formula sin ambages? Es lo que tiene la ignorancia sobre la historia de las ideas económicas. O ser un mal estudiante. O resumir los resúmenes O hacerse trampas jugando al solitario.

Hay más, pero no es necesario que sea exhaustivo, ¿verdad? Duele especialmente que una revista que se declara abiertamente alternativa al pensamiento económico dominante olvide que el rigor en el razonamiento es el arma de los débiles, o de los minoritarios.